martes, 2 de noviembre de 2010

La "buena onda", las malas notas y lo que entendemos como "el valor" son construcciones sociales que merecen una explicación amplia. En esa amplitud deben considerarse aspectos sociales, psicológicos, históricos y también biológicos: la persona buena o mala onda, con buenas o malas notas, dispuesta a ir o no a Afganistán para pagarse sus estudios y colaborar con el "mundo libre", es una persona con cerebro. En su cerebro se encuentra una gran diversidad de células, cada una con su ADN y con genes en distinto grado de actividad. Ahora, si queremos mejorar el sistema educativo y lograr que haya mejor onda en nuestra casa y en la de los afganos, tenemos que ser más valientes moral e intelectualmente para encontrar explicaciones más profundas y más ajustadas a la realidad sobre cómo se construyen nuestras capacidades mentales y afectivas. Así podremos desarrollarlas mejor y desplegarlas en acciones concretas y positivas.

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