martes, 2 de noviembre de 2010

somos una única especie y somos diversos

Estos árboles se forman a partir del estudio de similitudes y diferencias en algunos marcadores genéticos. Muestran que no es posible agrupar toda esta diversidad de grupos culturales en conjuntos discretos con alguna identidad genética distintiva.

Estos estudios han ilustrado la cohesión de nuestra especie y la arbitrariedad de su subdivisión en supuestas razas.

La cantidad de ramas de estos árboles es, en cierta medida, arbitraria, ya que depende de la cantidad de grupos que se definen de partida.

Los dos árboles de la derecha, por ejemplo, son “ampliaciones” de la rama africana y la indoeuropea (también llamada caucásica), en las que se han considerado más grupos.

En estos mismos árboles se podría seguir aumentando el detalle de las ramas hasta llegar, si uno quisiera, al nivel de los individuos.

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