La homogeneización del territorio a lo largo del último siglo y, sobre todo, de las últimas décadas, transformó el paisaje del mundo y con él su ecología.
Frenar esta tendencia y promover un mundo más diverso es un desafío impostergable que nos afecta.
La propia historia de la humanidad demuestra que hemos sido capaces de organizar el territorio en formas muy variadas y compatibles con el mundo natural, pero también demuestra lo contrario.
Tenemos la posibilidad de elegir lo mejor de nosotros, de nuestra historia y de nuestro futuro.
Sabemos que el monte puede volver.
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